Cómo Grasim Industries creó un punto de referencia para la descarga de cero líquido en Nagda, India, un país con escasez de agua

El estrés hídrico es un problema cada vez mayor en la India, donde casi el 70% de las aguas superficiales se consideran no aptas para el consumo y la demanda sigue superando a la oferta. En el centro de la India, las sequías estacionales y las lluvias irregulares han ejercido una presión aún mayor sobre las operaciones industriales que dependen de un acceso estable al agua. Para fabricantes como Grasim Industries, esto creó una necesidad urgente de repensar el uso del agua, no solo para proteger el negocio, sino también para salvaguardar los recursos compartidos de la comunidad.
Cuando Grasim Industries se propuso renovar su estrategia de gestión del agua en sus instalaciones de Nagda, no se trataba solo de mantener las operaciones en funcionamiento, sino de establecer un nuevo punto de referencia mundial. Ubicada en una región propensa a la sequía de Madhya Pradesh, la planta de fibras discontinuas de viscosa (VSF, por sus siglas en inglés) enfrentaba un desafío cada vez mayor: una demanda de agua en aumento, un suministro poco confiable y una presión cada vez mayor para reducir el impacto ambiental.
Veolia ayudó a convertir ese desafío en un modelo de sostenibilidad industrial. Juntos, Grasim y Veolia implementaron un sistema de descarga de cero líquido (ZLD) pionero para el sector de VSF, que logró una tasa de recuperación del 98% y redujo los costos operativos. Y lo que es igualmente importante: la planta ahora aporta agua reciclada y subproductos utilizables que apoyan a las comunidades locales, la agricultura y el medio ambiente.
Las instalaciones de Grasim en Nagda comenzaron a operar en 1954. El uso de agua fue aumentando de 5.660 millones de litros a 36.800 millones de litros a medida que la empresa se expandía a sectores como el del cemento, el hierro esponja y los productos químicos. Las lluvias limitadas y la dependencia del río Chambal llevaron al límite a la planta, lo que obligó a realizar cierres durante los meses pico de verano.
Para romper este ciclo, Grasim se centró en reducir su consumo de agua dulce mediante la adopción de una estrategia agresiva basada en los principios de reducir, reutilizar y reciclar. El tratamiento basado en membranas, la capacidad de almacenamiento de agua de 30 mil millones de litros y el compromiso con el ODS 6 de la ONU ayudaron a transformar el sitio en uno de los consumidores de agua más bajos del mundo en el sector de VSF.
Un conjunto claro de objetivos
Grasim se planteó un conjunto integral de objetivos de gestión del agua: lograr el cumplimiento de la descarga de cero líquido, reducir la dependencia del agua dulce, recuperar recursos valiosos y crear un sistema altamente automatizado, de bajo mantenimiento y energéticamente eficiente. También debía cumplir con estrictos parámetros de calidad, incluido un nivel de TDS en el agua curada inferior a 200 ppm, y minimizar el impacto físico y los requisitos de mano de obra.
En 2019, Grasim invitó a proveedores de tecnología de membranas de primer nivel a desarrollar conjuntamente un nuevo sistema de tratamiento adaptado para efluentes de viscosa. La amplia experiencia de Veolia en el reciclaje de agua industrial, respaldada por una trayectoria internacional, la convirtió en la opción más clara.
"Aunque contemplamos la posibilidad de gestionar el proyecto internamente, la curva de aprendizaje y las limitaciones de tiempo nos llevaron a preferir un proveedor consolidado y de renombre mundial. Queríamos opciones de eficacia comprobada. La trayectoria de Veolia, con casi 200 plantas en todo el mundo, nos infundió confianza en nuestra elección", dijo Suresh Kodali, vicepresidente sénior de Producción de Grasim. "Durante la fase de diseño, nuestros expertos y Veolia colaboraron estrechamente para abordar la construcción del equipo, los parámetros operativos, el uso de productos químicos, los patrones de dosificación, las técnicas de recuperación y la selección de membranas. Esta colaboración dio como resultado la creación de una planta de reciclaje pionera, que marca un hito importante en nuestra industria".
Innovación que vale la pena
El sistema de recuperación de la planta se centra en un proceso de varias etapas que incluye el filtro patentado de Veolia, ósmosis inversa (RO) de pH alto y tratamiento térmico. Estas tecnologías trabajan en conjunto para tratar y reciclar casi cada gota de agua en el sitio.
Una innovación importante fue el manejo del sulfato de sodio, un subproducto benigno pero abundante de la producción de viscosa. En lugar de desecharla, Veolia y Grasim desarrollaron un sistema para extraer y reutilizar la sal para su reventa, y crearon una nueva fuente de ingresos que compensa hasta el 50% de los costos de producción de sustancias químicas. El sistema también redujo significativamente el uso de energía y eliminó la alimentación de ácido, con lo que eliminó casi 190,000 litros de ácido al año y disminuyó el impacto ambiental general del sitio.
En total, la planta de Nagda redujo el consumo de agua en más de 75,7 millones de litros al año y logró ahorros operativos superiores a los 100,000 dólares anuales.
Impacto local y global
La planta de Grasim en Nagda ahora recicla más del 98% de su agua, suministra agua para la agricultura local y uso municipal, y no descarga casi nada al medio ambiente. El proyecto ha recibido reconocimientos, incluido el Premio Golden Peacock a la sostenibilidad en 2020, y se considera un modelo para las otras seis plantas de VSF de Grasim. En términos más generales, el proyecto destaca cómo las industrias que enfrentan escasez de agua pueden asociarse con Veolia para implementar soluciones confiables y escalables. Con más de 25 proyectos de descarga de cero líquido completados en toda la India y 500 instalaciones en todo el país, Veolia ofrece tecnología comprobada y asistencia práctica para ayudar a los clientes a conservar el agua, reducir la contaminación y mejorar la eficiencia operativa.
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